Bancos de tiempo

Un banco de tiempo es un sistema de intercambio de servicios por tiempo.

Esta explicación tan sencilla puede hacer pensar que se trata de un trueque, donde una unidad de tiempo, normalmente la hora, suplanta a la unidad monetaria. La idea de fondo es algo más compleja. Se democratiza el valor del tiempo en aras del bien de la comunidad. Una hora limpiando la casa tiene el mismo valor que una hora de traducción de idiomas. La hora de una persona inexperta vale igual que la hora de un profesional muy preparado.

La regulación de las actividades en oferta y demanda, así como la gestión y contabilidad de la moneda horaria en circulación corre a cargo del Banco de tiempo. Hasta hace bien poco estas experiencias, nacidas al amparo de ideas anarquistas sobre el dinero y la fuerza del trabajo, se localizaban en espacios geográficos reducidos. Hoy estos proyectos extienden su ámbito de influencia gracias al soporte de las tecnologías de la información.

Esta falta de limitaciones ha conseguido también que deje de valorarse solo como una experiencia alternativa a las relaciones laborales tradicionales, para profundizar en otros aspectos propios del mercado…

-El acceso de colectivos a servicios que les estaban vetados por su imposibilidad de costearlos.

-La igualdad de valor del tiempo trabajado fomenta la cooperación, en contraposición a la competencia por conseguir un menor coste.

-La moneda deja de alienar y someter al sujeto al dejar paso al concepto “tiempo”, que todos poseemos.

-Fortalecimiento de las relaciones humanas al dotar a los intercambios de connotaciones éticas y morales.

¿Qué servicios se ofertan y se demandan?

Una visita por algunos bancos de tiempo pone de manifiesto el peso que tienen en nuestra mente conceptos tradicionales de trueque. Se observa como algunos usuarios pretenden cambiar tiempo por objetos usados. Práctica corriente, pero que no es el fin que persiguen estos proyectos. Lo común es ofrecer asesoría, impartición de clases, tareas del hogar, cuidado de personas, recados y gestiones, pequeñas reparaciones, acompañamiento, portes… Se demanda enseñanza de idiomas, aplicación de masajes, limpieza y organización del hogar.

Llama poderosamente la atención que la demanda de servicios es muy inferior a la oferta, no en el tipo de servicios, sino en la cantidad de los mismos. Aspecto éste interesante que abordaremos en otro momento.

Como esquema general de funcionamiento, los créditos de tiempo son depositados en el Banco. Pueden disponerse en cualquier momento y utilizarse en el rango de servicios y oportunidades ofrecidas por el resto de usuarios. El propio Banco puede solicitar servicios de la comunidad y canjearlos por créditos.

Trataremos en otra intervención las distintas alternativas de gestión de los créditos, que han ido evolucionando con el paso del tiempo.