Cómo se hizo… Paisaje nevado

Realizar montajes, para un amante de la fotografía, resulta igual de placentero que una buena lectura para un aficionado a los libros. La mente acaba adquiriendo cierto sentido visual acerca de las imágenes que pueden casar y de aquellas que son incompatibles. No es requisito tener todas a la vista para recibir la impronta del resultado. A veces basta la observación de una estampa para imaginar el posterior montaje.

La calidad de la nueva instantánea resultante va a venir condicionada por la pericia técnica de la persona. Pero eso es ya un tema profesional que no interfiere para que nos podamos divertir con el intento, con el eximente de no estar sometidos a la presión de obtener un resultado excelente. Me atrevo a decir que cuanto más simple sea la fusión de elementos, mayor satisfacción obtendremos. Paisaje nevado es un claro ejemplo.

La idea surgió haciendo pruebas de luces con una pequeña escultura de escayola, adquirida en una tienda de artículos decorativos. Mientras posaba apoyada sobre la mesa de pruebas, entre sesión y sesión, adquirió una forma similar a ésta.

Escultura

La visión de la línea cadera-cintura-hombro formaba la sucesión de la línea cima-collado-cima, que tantas veces había observado en mis salidas a la montaña. Su color no dejaba dudas, había caído una buena nevada… era invierno. Para esas condiciones se requería un cielo tormentoso y amenazador con el sol ya descendiendo hacia el horizonte.

Nubes

Nada mejor que las copas de unos árboles y unas nubes bajas para situar a las montañas en su ambiente natural y dotarlas de majestuosidad, cualidad ausente en la cadera y el hombro de yeso.

Árboles y nubes

El resto ya fue un laborioso ejercicio de paciencia y meticulosidad para afinar detalles y hacer  creíble la escena, como la incidencia de la luz solar y el equilibrio de proporciones. Y qué mejor que un procesado en blanco y negro para unificar tonalidades y acrecentar el dramatismo de una tormenta sobre un paisaje nevado.

¡Ah!… y en lugar de estampar una firma, mejor un pequeño detalle para dejar constancia del origen de la idea.

Cuerpo nevado

Carlos Aguado

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